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Un caso documentado de posesión demoníaca

El suceso de Julia es el primer caso en la historia en el que una autoridad científica, Dr. Richard Gallagher, decidió, ante la impotencia de la explicación científica, documentarlo como una posesión demoníaca. Razones sobraban: levitación durante casi 30 minutos, inexplicables voces, presencia de poderes psíquicos, entre otros fenómenos que se escapaban de la realidad.

Es sabido que en general el científico, médico certificado especializado en psiquiatría, es reacio a aceptar la posibilidad de lo sobrenatural cuando los fenómenos que estudia no tienen una explicación natural. Por ello, cuando se habla de posesiones, es casi imposible encontrar un científico capaz de admitir la posible presencia de lo que se puede llamar como “El maligno”.


El caso de Julia convenció a un científico para elaborar un artículo, en el que por primera vez un académico de prestigio aboga por la posibilidad de posesión demoníaca. El artículo de Gallagher fue publicado en marzo de 2008 dentro del New Oxford Review titulado “Entre tantas falsificaciones un caso de posesión demoníaca". En él se muestran las características del caso, descartando todo tipo de explicaciones médicas y concluyendo a favor de la posesión demoníaca.


Si algo hace especial a este caso, es el hecho de que Julia no solo mostraba los signos clásicos de un dominio sino que, además, exhibía habilidades psíquicas desconcertantes, las cuales no podían ser un fraude según indicaban las indagaciones del equipo.


Posesión de Julia | FUENTE: New Oxford Review



Se trataba de una mujer de raza blanca, de mediana edad y nacida en EEUU, llamada con el pseudónimo de “Julia” para preservar su identidad. A pesar de haber sido criada en un entorno religioso, al crecer, no solo dejó de lado la fe católica, sino que además empezó a participar en grupos satánicos.


Fue al abandonar estos grupos, cuando Julia comenzó a sentirse “atacada” por lo que pensó desde un primer momento que se trataba de Satanás, tras esto, no dudó en pedirle ayuda a la iglesia.


A parte de recurrir al clero, también pidió ayuda médica, pero el problema de la víctima era medicamente inexplicable. Fue entonces cuando apareció en escena el Dr. Richard Gallegher, teniendo que presentar un dictamen médico-psiquiátrico, en el cual el médico, decía no poder considerar como psicópata a Julia.


Este caso era tan complicado que necesitaron un equipo formado por varios médicos, psicólogos y psiquiatras, cuatro sacerdotes, dos monjas, varios voluntarios laicos y un diácono. Cuando alguno de ellos intentaba hablar con Julia, ésta a veces les contestaba con una profunda voz masculina, insultándoles y a veces incluso amenazándoles o advirtiéndoles de que debían dejarla tranquila, y a veces incluso les hablaba en idiomas totalmente desconocidos para ella. Después de que esto ocurriese, Julia nunca conseguía recordar lo sucedido.


A todo esto hay que sumarle que mostraba una fuerza inexplicable y levitaba a medio pie sobre el suelo, llegando a permanecer 30 minutos sin tocarlo. Además, durante las sesiones había objetos que llegaban a “volar”. Y por si todo esto fuese poco, era capaz de distinguir entre el agua bendita y la normal. Intencionadamente, los investigadores llegaron a lanzarle agua normal y Julia ni se inmutaba, mientras que cuando lanzaron el agua bendita, empezó a retorcerse y gritar de dolor.


Aunque no menos sorprendente eran las habilidades psíquicas de la poseída, quien era capaz de hablar sobre familiares de los miembros del equipo con asombroso detalle, también sobre muertes, enfermedades y padecimientos de estos. Lo más intrigante era su capacidad para ver el pasado, revelando en varias ocasiones informaciones remotas sobre los familiares de los sacerdotes que participaban en el caso. Todo esto fue investigado, y nunca llegaron a encontrar una equivocación en todo lo contado por Julia.





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